El objetivo era evitar la putrefacción y así conseguir que el cuerpo se pudiera unir al alma, en "el mas Allá".
Este ritual duraba aproximadamente 70 días y solo era accesible para las clases altas.
Los embalsamadores realizan incisiones en el cuerpo para la extracción de los órganos internos y eran depositados en los llamados vasos canopos que estaban decorados con cabezas de cuatro hijos de Horus: Amset (cabeza humana), Hapi (cabeza de babuino), Duamutef (cabeza de chacal) y Quebesenuf (cabeza de halcón).
El corazón se dejaba pues tenía que someterse a la prueba de la báscula.
El cuerpo sin vísceras era expuesto al sol, a la vez que era cubierto con aceites vegetales. Después lo cubrían con vendas entre las cuales se solían introducir amuletos.
Luego el cuerpo se introducía en un sarcófago, o este dentro de otro y la cara se solía cubrir con una máscara. En el caso de los faraones, de oro, como es la famosa máscara de Tutankamon
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