Quinto día


PUEBLO NUBIO - EL CAIRO
Hoy ha tocado hacer maletas para ir a EL CAIRO (entregadas antes de las 8 – te las recogen). Como el vuelo sale a las 14 h. hemos aprovechado para hacer un paseo en FALÚA. Son barcos típicos de vela y sin el ruido del motor te permite hacer un paseo agradable (todo depende del día). Nosotros tuvimos un día soleado y sin viento, ni calor.
Durante el paseo uno de los marineros nos cantó un par de canciones, que nos animaron a todos y cuyo objetivo ya se sabe conseguir una propina. Además de ofrecernos sus obras de artesanía. Creo que se ganó la propina. Recuerdo suyo es la CRUZ DE LA VIDA que tenemos en casa. No es perfecta, pero se nota que está hecha a mano.



Después en lancha nos llevaron a visitar EL PUEBLO NUBIO. Previamente habíamos acordado esta visita OPTATIVA que incluía: llegada en camello, visita a una casa nubia, dulces y bebidas típicas, tatuajes de henna y paseo.

El pueblo está al lado de unas dunas, donde nos esperan con los camellos y todo lo que conlleva montar en estos animales, que son auténticos andamios que se levantan y se acachan metiéndote un poco de miedo en el cuerpo. Ya sabes los camelleros, son jovencitos que se ofrecen enseguida a hacerte la correspondiente foto y esperando la correspondiente propina.




El pueblo es un auténtico mercado, donde te ofrecen lo mismo que en otros salvo alguna cosilla de identidad propia, como son las muñecas nubias. Y durante todo el trayecto los niños se te pegan y te acosan pidiéndote de todo: comida, bolígrafos, pintalabios, regalos y naturalmente dinero. Si te abstraes de ese acoso y de la suciedad que ya nos vienen acompañando durante todo el viaje, podemos decir que tiene su punto. Especialmente el color y la decoración de las casas y de los bares y tiendas. En el fondo pasamos una mañana bastante agradable.














Regresamos al barco, en nuestra lancha y la verdad es que si el día es bueno (nosotros lo tuvimos) el recorrido es muy agradable. Los amantes de las aves pueden disfrutar de la compañía de garzas y garcetas.


En el barco recogimos el pícnic y al autobús camino del aeropuerto. El vuelo dura una hora aproximadamente.

Como el tráfico en el Cairo es una jungla (verlo es un complemento de la visita), repartir a la gente en los hoteles nos haría perder la tarde entera. Por eso iniciamos lo que la agencia llama LA NOCHE CAIROTA, desde el aeropuerto.

La visita panorámica de la CIUDAD DE LOS MUERTOS se hace desde el propio autobús y si bien no se percibe con claridad, te lo puedes imaginar. No creo que vivan peor que otros, pero la diferencia es que lo hacen en los panteones funerarios que les alquilan los dueños de estos.




Con un tráfico que funciona a base de claxon, a ver quien mete el morro antes, donde tres carriles se transforman en cinco y donde no hay semáforos, recorrer un kilómetro tiene un tiempo imprevisible.

Después tuvimos nuestro primer contacto peatonal con EL CAIRO. Hicimos el recorrido de la calle All-Muezz, también llamada calle de LAS MEZQUITAS y una de las más antiguas. Estaba tan llena, no de turistas sino de egipcios y fundamentalmente jovencitos (pues esta época es de vacaciones escolares) que no la pudimos disfrutar o es imposible disfrutarla, como nosotros entendemos el callejeo turístico o es que no entendemos que ellos viven allí y viven y se divierten así. A esto hay que unir que entre la gente se mueven motocicletas, carros de vendedores, que se abren paso a golpe de claxon o de voces. TODO NORMAL o hay que verlo con normalidad y evidentemente te cuesta.




Otra de las sensaciones que puedes llegar a experimentar es que crees que puedes perderte o perder a tu grupo, pero lo tienen controlado el guía delante abriendo el paso y otro representante detrás por si alguien se despista.
Lo cierto es que durante el recorrido, salvo los vendedores que intentan llamar tu atención el resto de la gente va a lo suyo.
Creo que esta calle que visitamos de noche, merece la pena visitarla de día y así poder apreciar las distintas mezquitas que hay a lo largo de ella, su arquitectura y distribución. Por la noche pierde bastante.


La calle nos llevó a una plaza, donde parten las calles del Bazar del Khan el Khalili, estaba abarrotá, con vendedores ofreciendo de todo, bares con sus terrazas cuyas sillas se parecen a las bancas que antiguamente tenían nuestros abuelos. En uno de ellos paramos para tomar una bebida y de paso recibir las ofertas mas variadas: pañuelos, pulseras de plata, alabastros, …..niños pidiéndote algo, limpiabotas…… Hay que entenderlo como algo normal y no agobiarte. Como decía nuestro guía “Es así”.



Recogida en autobús, que se tuvo que abrir paso, para nuestro asombro, entre todos los peatones del bazar para llevarnos al restaurante para cenar al lado del Nilo. De camino pudimos ver desde el autobús calles donde se sitúa el llamado MERCADO EGIPCIO (inimaginable: calles llenas de puestos ambulantes y miles de personas pululando a su alrededor). En El Cairo viven cerca de 25 millones de personas.
El restaurante está situado en una zona VIP, y es cierto, al lado del Nilo. Pero demasiado moderno para nuestro gusto y no pudimos cenar en la terraza pues hacía frío a esa hora y en la época que nosotros fuimos. La cena no fue típica egipcia, y más bien floja o bastante floja para lo que esperábamos.
Regreso al hotel, sufriendo en tráfico típico y a descansar.




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